Antes de optimizar la línea hay que realizar un análisis para ver el tiempo de ocupación de la línea, la velocidad media, las paradas y microparadas y los tiempos de cambio.
Para que una línea de embotellado o envasado esté optimizada se tienen que dar dos hechos: los tiempos de paro tienen que minimizarse y la velocidad media de la línea en funcionamiento tiene que maximizarse.
Para minimizar los tiempos de paro se debe trabajar en dos aspectos: planificación y mejora de tiempos de cambio.
Mejorando la planificación se consigue reducir el tiempo de paro, ya que la mejor forma de bajar los tiempos de cambio es que haya pocos cambios. La optimización de la planificación implica a compras, producción y el departamento técnico.
La otra forma de minimizar el tiempo de paro es hacer los cambios más rápido. Para ello utilizamos técnicas de 5S, para que cada cosa esté en su sitio y se encuentre fácilmente, y aplicamos SMED (cambio rápido de máquinas) con lo que conseguimos reducir los tiempos de cambio a la mitad.
Una vez que la línea está funcionando hay que optimizar la velocidad de la línea y reducir las paradas y microparadas. Para que la línea pueda ir a una velocidad óptima es necesario un programa de mantenimiento adecuado (TPM) ya que sino habrá muchas microparadas o tendremos que establecer la velocidad muy por debajo del óptimo. Si el estado de la línea es óptimo podemos gestionar las mesas de acumulación en el arranque, final y durante el embotellado.